Cuba y Estados Unidos desarrollarán el miércoles conversaciones migratorias, uno de los pocos campos en los cuales ambas naciones tienen intercambios regulares y la isla espera de ese encuentro un “análisis realista” del impacto de las sanciones, dijo el martes una alta funcionaria.
Ambas naciones se reunirán en Washington como parte de un programa de evaluación semestral de los acuerdos migratorios. Las citas se retomaron el año pasado luego de una paralización de cuatro que coincidieron con un enfriamiento por parte del expresidente Donald Trump de los nexos que venía impulsando su predecesor Barack Obama.
Las conversaciones se producen además tras una salida de migrantes en números no vistos en décadas, cuando unos 300.000 cubaos llegaron a la frontera sur de Estados Unidos entre los últimos meses de 2021 y de 2022, según cifras de las autoridades fronterizas de ese país. Una situación que derivó en un cambio de política –se impusieron limitaciones para el ingreso a la nación norteamericana con la exigencia de permisos en línea— por parte del gobierno del actual mandatario Joe Biden.
“Quisiéramos que Estados Unidos supere ese estado de negación en el cual se rehúsa frontalmente a admitir que existe un vínculo directo entre la decisión de las personas en Cuba de emigrar… y las medidas de cerco que se mantienen contra nuestro país”, dijo la subdirectora para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano, Johana Tablada, cuando se le preguntó por las expectativas del encuentro binacional.
Según la funcionaria, la isla desearía que Washington hiciera “un análisis más realista” respecto a que las medidas en contra de la isla tienen “un impacto directo en el deterioro del nivel de vida de la población” desde 2019, cuando las sanciones endurecidas de Trump comenzaron a hacerse sentir en la economía de la isla.
Además del embargo, Cuba sufrió el embate de la paralización por la pandemia de la COVID-19 que agudizó sus falencias económicas internas.
Trump revirtió un acercamiento de —2014 a 2018— entre Obama y el presidente cubano de entonces Raúl Castro y prácticamente cerró todas las oportunidades de negocio con la isla al perseguir a empresas que comerciaran con Cuba, al prohibir los cruceros y los viajes de sus ciudadanos, al multar barcos y al confeccionar listas negras de compañías, entre otras decisiones.
También se incorporó a Cuba en un informe sobre países patrocinadores del terrorismo que dificulta el comercio exterior.
Las sanciones de Trump endurecieron el embargo impuesto desde los años 60 por Estados Unidos como una forma de presión para lograr cambios en el modelo político socialista de la nación caribeña.
Biden prometió durante su campaña electoral una flexibilización, pero recién en los últimos meses tomó algunas decisiones de alivio. El argumento de los funcionarios de su administración es que la respuesta del gobierno cubano con el arresto y la presentación ante los tribunales de decenas de personas tras unas protestas –algunas de las cuales se convirtieron en actos vandálicos, según justificó el ejecutivo de la isla– en las que se reclamaba por la falta de luz y el desabastecimiento en julio de 2021 y en octubre de 2022 había impedido el acercamiento.
Tablada informó que la delegación cubana estará encabezada por el vicecanciller, Carlos Fernández de Cossío, y además de revisar la marcha de los acuerdos –entrega de visas y operaciones consulares—extenderá la preocupación isleña por el otorgamiento de asilo político a una persona que desvió con fines migratorios una avioneta estatal en noviembre pasado.
Así mismo instarán a las autoridades de Estados Unidos a regularizar su actividad consular en la isla, ya que los ciudadanos que buscan obtener permisos de viaje como no migrantes –visitar familias, profesionales, científicas o artísticas— deben tramitar la visas en terceros países, pese a que dicha normalización fue anunciada por Biden el año pasado.