De ninguna manera debe darse por sentado que la Fed lo haría”, advirtió la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Considerada por la mayoría de los economistas como una idea disparatada e improbable, la teoría de la moneda de un billón de dólares (“One Trillion Dollar Coin”) para eliminar el déficit ha vuelto a resurgir en EEUU como una salida radical al impase provocado por el techo de la deuda.
La propia titular del Departamento del Tesoro, Janet Yellen, ha tenido que desmarcarse del tema y tranquilizar a los osados que se han atrevido a mentarla en los últimos días: que la Constitución estadounidense permita crear esta moneda mágica que aliviaría la deuda no quiere decir que la Reserva Federal (Fed) tenga que aceptarlo.
“De ninguna manera debe darse por sentado que la Fed lo haría, especialmente con esto, que en mi opinión es un truco”, dijo hace unos días en una entrevista con The Wall Street Journal.
Como sucede periódicamente (78 veces desde 1960), Estados Unidos alcanzó el pasado día 19 su actual techo de la deuda de 31,4 billones de dólares y Yellen anunció una serie de medidas extraordinarias para que el Gobierno no se vea inmediatamente ante el precipicio del impago.
A diferencia de otros países, el Gobierno estadounidense solo puede emitir deuda hasta el límite establecido por el Congreso, que tiene el poder de elevar -o suspender- ese techo según crea conveniente.
Los problemas surgen cuando, como sucede ahora, el Congreso está dividido y el control de la Cámara Baja es republicano, siendo el Senado demócrata.
Ya le pasó a Barack Obama (2009-2017) en 2011. Con la Cámara Baja controlada por los republicanos, no se logró un acuerdo hasta que los demócratas accedieron a aprobar amplias restricciones al gasto, que se han mantenido en vigor hasta hace poco, dos días antes de alcanzar el límite.
Un enfrentamiento que hizo que la agencia de riesgo Standard and Poor’s rebajara la calificación crediticia del país por primera vez en la historia.
Con la fecha límite marcada en junio próximo, Yellen no para de urgir al Congreso a que se ponga a trabajar en esto y a los republicanos a que no utilicen el techo de la deuda como moneda de cambio.
Ante la frecuencia de esta situación, son numerosas las voces que piden soluciones permanentes o que mencionan herramientas radicales como la “One trillion dollar coin”.
Una idea que aparece en “Los Simpson”
Surgida precisamente en la crisis del techo de deuda de 2011, la idea de la moneda del billón de dólares ha aparecido incluso en Los Simpson, pero en forma de billete y adelantándose a los tiempos.
En un capítulo titulado “The Problem With Trillions” de la temporada 9 emitida en 1998, Homero Simpson se ve involucrado por el Gobierno en una misión: recuperar un billete de un billón de dólares que el entonces presidente Harry Truman imprimió en 1945 para ayudar a reconstruir la Europa de la posguerra.
La teoría de la “One Trillion Dollar Coin” dice esto: por una ley creada en 1996, el Departamento del Tesoro tiene la capacidad de acuñar “monedas de lingotes de platino”, monedas de un billón de dólares, depositarlas en la Reserva Federal y luego retirar el dinero para pagar las cuentas del país.
“Creo que esta solución es muy poco probable, pero no imposible. La única forma en que veo que suceda es si Yellen no tiene otra opción”, dice a la agencia de noticias EFE Eric Swanson, profesor de Economía de la Universidad de California.
Y es que esta idea no le parece tan remota a figuras como el Nobel de Economía Paul Krugman. En un artículo publicado en The New York Times en 2013, con Obama de nuevo en problemas por el techo de la deuda, se hacía a sí mismo la pregunta: “¿Debería el presidente Obama estar dispuesto a imprimir una moneda de platino de 1 billón de dólares si los republicanos intentan obligar a Estados Unidos a que entre en mora?”.
“Sí, absolutamente”, se respondía, pues “después de todo, se enfrentará a una elección entre dos alternativas: una que es tonta pero benigna, la otra que es igualmente tonta pero a la vez vil y desastrosa”.
La teoría no sería, sin embargo, una solución permanente, pues no es más que “un truco contable para eludir el techo de la deuda”, señala de nuevo Swanson.
En esto coincide Kenneth Kuttner, profesor de la Universidad Williams College de Massachusetts, que afirma a EFE que “duraría solo un tiempo” y “una vez que se alcanzara la línea de crédito nos encontraríamos en la misma situación”.
Además, hacer algo así sería “muy perjudicial para la independencia de la Reserva Federal”, que la propia Yellen dirigió de 2014 a 2018.
Para Charles W. Calomiris, profesor de Columbia Business School, esta moneda “es un instrumento de deuda disfrazado y no una moneda real”.
“El objetivo de emitirla sería, más que proporcionar una moneda, eludir la ley y creo que el Tesoro no hará eso. Si los republicanos no hacen nada, perderán esta batalla y terminarán perdiendo apoyo político en el camino”, agrega.
En opinión de Milton Marquis, profesor emérito de la Universidad del Estado de Florida, usarla sentaría “un precedente” y “derivaría un aspecto importante de la política fiscal hacia el Poder Ejecutivo, lo que alteraría el actual equilibrio de poder”.
“Los futuros presidentes, de cualquier partido, se verían tentados a ejercer ese poder y podría derivar en más medidas de gasto despilfarrador sin fondos”, agrega.